lunes, 4 de agosto de 2014

Me declaro imbécil.

¡Última hora! Barómetro del CIS: “A pesar del contexto de profunda crisis del bipartidismo, PP y PSOE se mantienen como los partidos con los que más se identifican los electores, por simpatía o por afinidad ideológica. Aun así, en intención directa de voto, el 12,8% de los ciudadanos apoyaría al PP, el 10,6% al principal partido de la oposición, mientras que el 11,9% optaría por votar a la formación de Pablo Iglesias. El PP aumenta su ventaja con respecto al PSOE hasta 8,8 puntos y Podemos irrumpe como tercera fuerza del panorama político español”.

Así lo refleja el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de julio. La encuesta perfila un escenario de estimación de voto en el que, pese a la caída, los populares se mantendrían como primera fuerza con un 30%, el principal partido de la oposición lograría un 21,2% y la iniciativa de Pablo Iglesias alcanzaría el 15,3%, casi el doble que Izquierda Unida (8,2%) y el triple que UPyD, que obtendría el 5,9% de los sufragios.

Alegoría del limbo
No entiendo nada, porque ello se produce en un contexto en el que el 67% de los electores cree que la gestión realizada hasta ahora por el Gobierno del PP está siendo “mala o muy mala”, y más del 70% valora en esos mismos términos las políticas defendidas por el PSOE desde la oposición. Son datos más que suficientes; pero, si se requiere alguna apostilla, añadiré que el presidente del Gobierno inspira “poca o ninguna” confianza a más del 85% los ciudadanos y casi el 90% veía con los mismos ojos a Pérez Rubalcaba, el líder relevado por Sánchez en el último congreso del PSOE que, puntualicemos, se celebró con posterioridad a la encuesta del CIS.

Aznar, tras realizar su reforma laboral, afrontó una huelga general, mientras se hundía el ‘Prestige’ en las costas gallegas y se generaba un movimiento de protesta desconocido hasta entonces. No satisfecho con ello, nos embarcó en la Guerra de Irak, sin que ni eso lograse apearlo del gobierno. Entonces yo me preguntaba: ¿Qué más tiene que pasar en este país para que les echemos? Y tuvo que ocurrir la catástrofe de Atocha, y que se equivocaran al gestionarla, para lograrlo.

Sinceramente, no quiero ni imaginar lo que debería suceder ahora para conseguir lo mismo. País, que diría Forges.

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