jueves, 12 de septiembre de 2013

Addio, Jimmy.

Decía X. Carro, “cómo se nos va despoblando la vida y se nos llena de sombras la memoria. Suaves y dulces sombras, fugaces sombras visitantes que apenas idas, volvéis de nuevo a nuestro lado, pálidas y silenciosas compañeras…”. Hoy la sombra que nos corteja es la de Enrico Sbriccoli, Jimmy Fontana para todos, que se ha ido para siempre.

El sábado me iré a pasar unos días a Emilia Romagna, la región colindante con las Marcas, donde nació Enrico. Camerino es la ciudad que le vio nacer y que contempló cómo ensayaba sus primeros pasos, tanto fisiológicos como musicales. Como tantos otros, pronto se mudó a Roma para estudiar en la universidad y empezar a colaborar con algunas orquestas de jazz de la capital. Allí escogió el nombre que le haría famoso para siempre: Jimmy, en homenaje al saxofonista Jimmy Giuffré; y Fontana, dice la leyenda que buscando al azar en las páginas de la guía telefónica.

La marea de la música popular de los años sesenta encumbró a Fontana que, en 1961, debutó en el festival de San Remo con Lady Luna, a dúo con Miranda Martino. En 1965, lanzó su obra más conocida y traducida, Il mondo, de la que él mismo grabó versiones en castellano y catalán. En 1967, su álbum La mia serenata fue elegido disco del verano en Italia y, en 1970, triunfó de nuevo con L’amore è bello (se non è litigarello). Suya es, también, Qué será, aunque fueran Ricchi e Poveri quienes la cantasen finalmente en el festival de San Remo y la popularizasen. A raíz de este affaire, Jimmy se aleja de los focos y de la industria musical. Se retira a Macerata (apenas a 50 km. de donde nació) y se dedica a la gestión de un bar aunque, como todo músico que se precie, no abandona su pasión. Sigue componiendo y vuelve a San Remo en 1982, y hasta en 1994, en una de sus últimas apariciones, cuando el festival ya era otra cosa. Con una banda improvisada, la Squadra Italia, presenta Una vieja canción italiana, cuya letra rezuma melancolía, apuntando a su despedida: "Escucharás una radio que suena lejana, cantará una vieja canción italiana…".

¡Ay, Jimmy, Jimmy! Tú, que nos abrías las puertas del mundo girando infinitamente, ahora serás, también, otro querido habitante de la memoria, que vivirás en las soleadas azoteas de nuestros recuerdos, saboreando la quietud de los días azules y la amistad de las horas pobladas de palabras y poesía. Stammi bene!

                                    Il mondo (J. Fontana)

No, stanotte amore
non ho più pensato a te,
ho aperto gli occhi
per guardare intorno a me,
e intorno a me
girava il mondo come sempre...
Gira, il mondo gira
nello spazio senza fine,
con gli amori appena nati,
con gli amori già finiti,
con la gioia e col dolore
della gente come me.
Oh mondo,
soltanto adesso io ti guardo,
nel tuo silenzio io mi perdo,
e sono niente accanto a te.
Il mondo
non si è fermato mai un momento,
la notte insegue sempre il giorno,
ed il giorno verrà.
Oh mondo...
Il mondo
non si è fermato mai un momento,
la notte insegue sempre il giorno,
ed il giorno verrà.

Lalalalalalalala...



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Aunque sea verdad, no me lo creo.

La sesión de control, que debía comenzar en el Congreso de los Diputados a las nueve de este miércoles, se ha iniciado después de las once. Cual premonición, la lluvia que caía en Madrid ha dejado en cueros a la Cámara que representa a la ciudadanía, parte de cuyos escaños se ‘chopaban’ con los chorros de agua que caían desde la cubierta del edificio. Curiosamente, los que ocupa la Izquierda Plural y algunos del PSOE. El Presidente ha informado a los diputados que había riesgo de electrocución y que por ello suspendía temporalmente la sesión, mientras miraba fijamente el techo, como lo hacían algunos de sus correligionarios. Por fin, parece que el Congreso hace aguas.

En los últimos días, los medios de comunicación continúan haciéndose eco de las actuaciones relativas al caso Bárcenas. Así, hemos sabido que las secretarias de los ex tesoreros del PP, Lapuerta y Bárcenas, reconocieron este martes ante el juez Ruz que se deshicieron de las agendas de sus jefes después de que estos dejaran el cargo. Ambas aseguran haber eliminado los dietarios por propia iniciativa. Esta destrucción de pruebas sobre la presumible financiación irregular del PP se une a la eliminación y borrado de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas, custodiados en la sede central del PP, y a la destrucción de los libros de entradas al edificio. La coartada: los protocolos de seguridad internos  y la Ley de Protección de Datos. La conjetura: el posible delito de obstrucción a la justicia por destrucción de pruebas.

¡Ya está bien! Ya basta de tomar por discapacitada intelectual a la ciudadanía de este país. La historia acabará demostrando que lo que se dice es la enésima mentira, más bochornosa e impresentable que las anteriores. Porque el caso Bárcenas, que solo es la punta del iceberg, es el paradigma de lo que ha sido este país en los últimos veinticinco años. Un monumento al despropósito, a la sinvergonzonería, a la insensatez y a la desmesura. Un monolito, en suma, a lo que ni somos realmente ni queremos ser la inmensa mayoría de los ciudadanos. Lo que está significando el caso Bárcenas y cuanto lo adereza (centenares, miles de iniquidades similares) es el ejemplo de lo que no debería ser ningún contexto social. Por eso debemos enviar a casa a quienes han hecho posible semejante despropósito. Debemos devolver a su origen a los diputados y senadores de la nación, a los diputados en las Cortes Autonómicas, a los presidentes de los Gobiernos de España y de las CC.AA. También, a los alcaldes y concejales que representan a los partidos políticos que concurren a las elecciones con listas cerradas.  Lo justo es enviar a casa a cuantos ocupan los escaños y puestos del entramado jurídico-político, que hoy ostenta con legitimidad la representación ciudadana, eso no se discute. Naturalmente, antes de relevarlos, hay que debatir y adoptar acuerdos sobre la nueva legitimidad. Y una vez alcanzados los acuerdos, debe actuarse en consecuencia.

Es hora de empezar a construir los cimientos de un nuevo sistema formal de representación de la ciudadanía. El que tenemos no aguanta más. Especialmente en estos últimos tiempos, la exasperante actitud del señor Rajoy nos consume semana tras semana. Es tiempo para enviar al retiro a él, al PP y al PSOE.

Y también a los partidos minoritarios, a esa tropelía de ‘aprovechadillos’ que están engordando a costa del fracaso de los grandes. También ellos deben ponerse a elucubrar y a elaborar su discurso con coherencia y con sustento ideológico. Deben desterrar el manido vademécum de las cosas sabidas, de los oportunismos y de las ocurrencias del momento, y ofrecer propuestas orientadas a resolver los auténticos problemas y necesidades de la ciudadanía.

Finalmente, a la caterva de voluntariosos, voluntaristas y aficionados quiero decirles: “zapatero a tus zapatos”. Hacer política es algo complejo, que no suele estar al alcance de cualquiera, ni practicarse cuando nos plazca. Exige decencia, capacidad, formación, mérito y dedicación. Como dice el refrán, es imposible repicar y, a la vez, procesionar. Así que tenemos mucho de qué hablar y muchas cosas que acordar.




Por el laicismo en las escuelas.

Desde el lunes, 9 de septiembre, en las más de 55.000 escuelas e institutos públicos franceses, está expuesta en lugar bien visible la que se ha llamado Carta del Laicismo, una declaración de principios, derechos y deberes republicanos compuesta por quince preceptos, que los más de 8000 centros privados y concertados, mayoritariamente católicos, todavía no están obligados a publicitar. La Carta figura junto al lema de la República -Libertad, Igualdad, Fraternidad- y la Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano. Es una de las novedades de la reforma educativa impulsada por el presidente Hollande y elaborada por su ministro de Educación, Peillon, aprobada el pasado mes de julio, que que se ha calificado como la “refundación de la escuela republicana”. El objetivo de la Carta es reforzar la enseñanza del laicismo y la promoción de la igualdad entre las alumnas y los alumnos. Se trata de un preámbulo al inicio de las clases de moral laica y ciudadana, que se retrasarán a 2015. El hecho es un hito importante, más allá de las críticas que ya ha recibido, tanto por parte de las opciones políticas ultraconservadoras como por una parte significativa de la comunidad islámica francesa, que entiende que se lanza una mirada oblicua sobre la religión musulmana y teme que los musulmanes franceses se sientan estigmatizados. Desde luego, hoy por hoy, representa una iniciativa impensable en nuestro país.

Como se sabe, la laicidad es un concepto político vinculado a la crisis del Antiguo Régimen y a la aparición de los estados modernos. El poder teocrático se trocó en “democrático” y, en consecuencia, el Estado dejó de privilegiar confesión alguna. Así pues, la laicidad no ignora el hecho religioso porque lo que vincula es la superación de dos estructuras de poder (la Iglesia y el Estado) y la libertad de las conciencias individuales. En España, esta separación entre Iglesia y Estado no se produce hasta la promulgación de la Constitución de 1978, exceptuando el paréntesis que significó la II República. Lamentablemente, todavía no es posible hablar de escuela pública y laica en nuestro país porque, a pesar de la secularización de la sociedad y de la separación de la Iglesia Católica y el Estado, desde 1978, la educación sigue lastrada por los acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, firmados al año siguiente.

En nuestra historia se han desarrollado modelos escolares laicos muy destacables. Deben mencionarse singularmente dos iniciativas especialmente conocidas y valiosas, naturalmente de carácter privado, la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y la Escuela Moderna. La ILE se fundó en Madrid, en 1876, por un grupo de catedráticos de universidad a quienes se había separado de la actividad académica por defender la libertad de cátedra y no aceptar transmitir en sus clases ningún tipo de dogma oficial: ni religioso, ni político, ni filosófico. Por ello, su labor docente empezó en el ámbito universitario para ampliarse, posteriormente, a la educación primaria y secundaria. La ILE tuvo una gran influencia ideológica en las propuestas educativas de la II República, especialmente en su concepción de la escuela unificada.  Por su lado, la Escuela Moderna la fundó Ferrer i Guàrdia, en 1901, de acuerdo con principios libertarios, racionales y laicos. Su influencia se extendió por Cataluña y España e incluso llegó a países de América Latina. Hubo otras experiencias educativas que respondían a corrientes de pensamiento humanista y a una sensibilidad social laica. El laicismo era un principio común de todos estos movimientos, que generalmente iba acompañado de un enfoque científico de la educación, de metodologías renovadas, de la coeducación en algunas ocasiones y de la excelencia pedagógica en los casos de la ILE y de la Escuela Moderna. Las “escuelas activas” que aparecieron en los años sesenta del siglo pasado, vinculadas inicialmente a movimientos cristianos progresistas, fueron las herederas más recientes de esa tradición, que adquirieron bien pronto un marcado cariz laico y pluralista, que se sumaba a su carácter privado, a su laicismo y a su renovación pedagógica.

En España, fuera de la limitada incidencia de esos acontecimientos, la educación ha estado supeditada históricamente a un Estado confesional católico, que ha mantenido económicamente al clero, que ha garantizado la confesionalidad de la escuela pública, la formación católica de los niños y jóvenes, el control ideológico de los textos escolares y los privilegios para los centros religiosos. El nacional catolicismo que impregnó la sociedad y la escuela durante la dictadura franquista es la síntesis canónica de ello. Lamentablemente, igual que sucedió con otros espinosos asuntos, el debate constitucional eludió la laicidad, sustituyéndose por la aconfesionalidad y el pluralismo en la escuela. La consecuencia es que la Iglesia Católica obtuvo un estatus privilegiado en sus relaciones con el Estado, que además quedó condicionado por los acuerdos con la Santa Sede que se negociaron simultáneamente. Acuerdos que, con algunas correcciones propias de un estado aconfesional, mantienen la mayoría de sus privilegios históricos. Y esta situación de la educación hoy se ha complicado más con la progresiva diversidad cultural y religiosa de la sociedad española. Por ello, un planteamiento respetuoso con la pluralidad existente debe recobrar el protagonismo a la laicidad, desde el reconocimiento de los derechos de ciudadanía para todos, evitando reducir la diversidad a la multiconfesionalidad y a la tribalización.  En ese necesario recorrido no estaría mal, como punto de partida, considerar y debatir los quince preceptos que incluye la Carta francesa del laicismo, que son los que siguen:

1.  Francia es una República indivisible, laica, democrática y social que respeta todas las creencias.
2.  La República laica organiza la separación entre religión y Estado. No hay religión de Estado
3.  El laicismo garantiza la libertad de conciencia. Cada cual es libre de creer o de no creer.
4.  El laicismo permite el ejercicio de la ciudadanía, conciliando la libertad de cada uno con la igualdad y la fraternidad.
5. La República garantiza el respeto a sus principios en las escuelas.
6.  El laicismo en la escuela ofrece a los alumnos las condiciones para forjar su personalidad les protege de todo proselitismo y toda presión que les impida hacer su libre elección. 
7. Todos los estudiantes tienen garantizado el acceso a una cultura común y compartida. 
8. La Carta del Laicismo asegura también la libertad de expresión de los alumnos. 
9. Se garantiza el rechazo de las violencias y discriminaciones y la igualdad entre niñas y niños.
10. El personal escolar está obligado a transmitir a los alumnos el sentido y los valores del laicismo.
11. Los profesores tienen el deber de ser estrictamente neutrales.
12. Los alumnos no pueden invocar una convicción religiosa para discutir una cuestión del programa.
13. Nadie puede rechazar las reglas de la escuela de la República invocando su pertenencia religiosa.
14. Está prohibido portar signos o prendas con las que los alumnos manifiesten ostensiblemente su pertenencia religiosa.
15. Por sus reflexiones y actividades, los alumnos contribuyen a dar vida a la laicidad en el seno de su centro escolar.

lunes, 9 de septiembre de 2013

No se lamente: ¡mátelas!

Así rezaba el viejo anuncio de los años sesenta y setenta del pasado siglo: “No se lamente, mátelas. Raticida IBYS 152-S. Protege su salud y asegura su hacienda”. De plena actualidad, solo necesita una ligera actualización. Ahora deberíamos decir: “No se lamente, ¡bótelos!. Mejorará su salud y protegerá su hacienda”. Me explico.

La noche del 7 de septiembre, en televisión, como dice J. Cruz (http://blogs.elpais.com/juan_cruz/),  donde los mensajes calan antes y se diluyen enseguida, periodistas y contertulios clarividentes explicaban lo que había sucedido con la candidatura Madrid 2020 y lo que había que hacer. Las ediciones digitales de los diarios tampoco fueron a la zaga, especialmente cuando reproducían las opiniones de algunos destacados empresarios, políticos y demás especímenes integrantes de la amplia comitiva acompañante de la candidatura en Buenos Aires. Para acreditar todo ello no utilizaron datos, simplemente intuiciones y opiniones personales. Y además, sabiendo lo que parece que sabían, curiosamente, no avisaron antes a nadie de esa retahíla de sus saberes. Ahora, después de la debacle, toma fuerza la idea de que se habían generado demasiadas expectativas y que se vendió la piel del oso antes de cazarlo, pese a que las personas bien informadas consideraban muy difícil hacerlo. Hasta el Gobierno filtra que no lo veía nada claro y que el Presidente hace semanas que se lo dijo a sus más cercanos colaboradores. Seguramente por eso solo envió a tres ministros (Exteriores, Educación e Industria) a Buenos Aires, arropando a una delegación que llenó un hotel entero, en la que se incluyeron él y los Príncipes de Asturias. De verdad que no quiero emular a ese tropel mediático y soy consciente de lo fácil que resulta “poner banderillas a toro pasado”. Pese a todo, no renuncio a exponer algunas reflexiones.

Esta tercera intentona de Madrid por albergar unas Olimpiadas parece que deja un gasto total de 28 millones de euros. La financiación pública aportada por el Ayuntamiento de Madrid ascendió a 11 millones de euros, mientras que la privada fue de 17 millones, fruto de un plan de patrocinio desarrollado por la Oficina de la Candidatura de Madrid 2020. A todo ello hay que sumar alrededor de 10.000 millones de euros invertidos en unas infraestructuras que seguirán soñando con acoger unas olimpiadas (que se celebrarán como pronto en 2024, de persistirse en esta obcecación). De momento, los analistas sitúan exclusivamente a la alcaldesa Botella en el ojo del huracán. Según ellos, la derrota representa el final de ciclo del “gallardonismo”, porque no olvidemos que Madrid 2020 fue idea de Gallardón. Y Botella, prácticamente, no ha sido otra cosa que la prolongación del ex alcalde con una tarea fundamental: pagar las facturas que dejó pendientes. Una deuda de casi 8.000 millones de euros. Valores del olimpismo, vamos.

Rajoy sigue sin tener una buena noticia para anunciarla “en la plaza de toros de Las Ventas”, como dijo, tras el fiasco, a quienes le acompañaban en Buenos Aires. Así que seguirá soportando las preguntas sobre Bárcenas, sin la distracción que proporcionan unos buenos titulares. Una lástima porque la “alta política” española había considerado el tercer intento de Madrid como un posible salvavidas para darle la vuelta al ambiente político, social y económico en España. Fuentes del equipo económico de Rajoy han filtrado que unos juegos olímpicos no suponen un ingreso importante, y menos en este caso, en que el 80% del trabajo estaba hecho. Pero creían que se podía cambiar el ambiente social y político. De momento, se han librado de los ataques que sufrió Zapatero, en 2005, cuando Madrid fue derrotada por primera vez. Tanto Rajoy como la ahora alcaldesa culparon entonces a la política exterior de Zapatero y a sus problemas con EE. UU. de la derrota de Madrid 2012. En 2009, Rajoy viajó a Copenhague para apoyar la candidatura como jefe de la oposición y no hubo críticas, pese al nuevo fracaso. En esta ocasión, el líder de la oposición, Pérez Rubalcaba, también las eludió y se limitó a decir “Madrid ha trabajado mucho y bien”.

Como corolario, dado que al decir de algunos políticos presentes en Buenos Aires, lograr unas olimpiadas es un juego político de alto nivel, con intereses internacionales, dinero, equilibrios y no siempre limpieza. Y puesto que, como decía otro, parece que a eso no sabemos jugar bien, por si Rajoy y sus amigos deciden ser todavía más contumaces y presentar la candidatura Madrid 2024, me voy a permitir ofrecerles los consejos que encierra el celebrado opúsculo Commentariolum petitionis (http://www2.uah.es/histant/pantoja/schola/Comm_pet.pdf), que puede traducirse como “Notas sobre la campaña electoral”, atribuido históricamente a Q. Cicerón, hermano menor del célebre orador, político y escritor M. Tulio Cicerón, redactado allá por el año 64 a C. Verdaderamente no tiene desperdicio aunque, por no fatigar, reproduciré solamente el primer consejo que Quinto da a su hermano Marco para que consiga su propósito de ser cónsul de Roma. Literalmente: “Lo primero que debes tener en cuenta es dónde estás, cuál es tu objetivo y quién eres y, a diario, cuando te encamines al foro, has de repetirte: soy un advenedizo, quiero ser cónsul y esto es Roma”. Encontrarán sugerencias muy valiosas para armar una candidatura sólida, para combatir a los oponentes, para organizar las campañas, para ‘trabajarse’ a los amigos y a quienes lo son menos, sobre qué hacer con enemigos y detractores, acerca de cómo conseguir popularidad, etc, etc.

En cambio, a quienes leáis este post os ofrezco una posibilidad diferente, la que enunciaba al inicio: No os lamentéis, ¡botadlos!. Mejoraréis vuestra salud y la de los demás, y protegeréis la Hacienda de todos. No tienen arreglo.


sábado, 7 de septiembre de 2013

Otoño.

¡Llueve, por fin, llueve!. Hoy, sábado, nos hemos despertado con el cielo encapotado y borrascoso. Ya lo anunciaban ayer los sabiondos hombres y mujeres del tiempo que, aunque a veces se equivocan, la verdad es que cada vez aciertan más. Miro desde el balcón, sin cristales, a pecho descubierto (sic) porque todavía la temperatura es agradable. Una leve cortina de agua empaña el Benacantil. Apenas una trivial patina, suficiente para ungirlo con un delicado sfumatto que lo contornea, imprecisa y lejanamente, empañando la rudeza de su visión habitual, hirientemente diáfana.

Hoy es día de mercadillo en la calle Teulada. Enfrente de casa, diviso una señora entrada en años pertrechada con su paraguas, que la guarece de la lluvia mientras arrastra con paso cansino un carrito de la compra, que intuyo a medio llenar, tal como están las cosas. Sus pasos, lentos y rítmicos, la alejan de mi vista poco a poco hasta hacerla desaparecer tras los últimos árboles que pueblan la acera. Levanto la mirada y descubro, más allá de los setos, en la urbanización que circundan, algunos viejos que pasean mansamente. Todos, cual si los hubiesen copiado, con las manos unidas tras la espalda y un caminar pausado y rítmico. Unos, bajo los soportales, protegiéndose de las inclemencias atmosféricas. Otros, disfrutando de ellas, dejando resbalar por sus relucientes calvas, traviesamente, las gotas de agua que probablemente echaban de menos, hartos del calor estival.

Disfruto sintiendo que el tiempo retoma su curso, su secuencia, su autocracia. Me choca el estrepitoso silencio de los pájaros y las cigarras, que han enmudecido  de golpe y porrazo. Percibo cómo los árboles recuperan su verdor característico, veo las plantas renacer, el césped ‘inmacularse’ de verdor, la tierra trocarse natural, olorosa y fértil. Sólo el ‘siseo’ sordo de los neumáticos de los coches, deslizándose por el asfalto de la calle, ensucia una mañana lluviosa, torva y magnífica.