El
viernes atracó en La Vila nuestra particular caravana de vocacionales adolescentes,
a la vez que aprendices, a regañadientes, de la comúnmente indeseada condición
de viejos. Fue así porque Tomás decidió sumarse a tan singular celebración en
el penúltimo de nuestros encuentros, auspiciado por la excepcional
circunstancia del cuarto (?) cónclave de nuestra bien querida y admirada promoción
de Magisterio, celebrado en Alicante el pasado mes de mayo. Allí comprometió su
palabra, asegurando que su pueblo sería el próximo destino de nuestra peculiar
expedición, como así fue.
Restaurant Nàutic. La Vila Joiosa |
Tomás
organizó un singular pasacalle que permitió acreditar sobradamente cuanto
refiero. Así lo avalan las estaciones del particular vía crucis que emprendimos
cuando apenas rayaba el mediodía y que concluimos cuando caía el crepúsculo:
los bares Diego y El Calavera, el restaurante Náutico y, para rematar, el pub
La Primera, donde acabamos la fiesta a plena satisfacción de la concurrencia.
Tomás
cumplió a la perfección su cometido de anfitrión. Como señalan las normas
protocolarias, nos recibió y despidió dónde y como correspondía, controló el
ambiente continuamente evitando cualquier situación incómoda, eligió unos
aperitivos y un menú fantásticos, tan pertinentes y exquisitos como al gusto de
la mayoría, estuvo siempre al quite procurando que no faltase de nada... Resumiendo,
estuvo atento a cuanto aconteció para evitar que cualquier imprevisto perjudicase
el desarrollo de un encuentro que, para su propia satisfacción –y la de todos-,
volvió a ser un nuevo éxito.
Y ¿qué decir de los demás o, mejor dicho, de todos? Pues eso, afanados al unísono
en cultivar la amistad, como siempre. Ejerciendo de convencidos militantes de esa
religión sin Dios, sin juicio final y
sin diablo, que abraza el amor y hasta la filantropía con la misma intensidad que
proscribe la beligerancia y el odio. Una religión que a veces acoge el silencio
y que a menudo visualizamos como el apacible e ideal estado de nuestra
existencia, esa realidad insustituible en la caben todos los gozos, y también todas
las esperas y todos los silencios.
Siempre me gustó cómo describe Neruda algo
que puede parecerse a ella y por eso remato esta breve crónica con un abrazo
cordial y con este particular corolario que le tomo prestado. Dice el poeta:
Tal vez no ser es ser
sin que tú seas,
[…] sin que seas, en
fin, sin que vinieras
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosal, trigo del viento,
y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
[P. Neruda, Cien sonetos de amor, LXIX]
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosal, trigo del viento,
y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
[P. Neruda, Cien sonetos de amor, LXIX]
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