sábado, 18 de enero de 2025

Post número 500

Parece que fue ayer y, sin embargo, pronto hará doce años que hice la primera anotación en este blog. Fue el martes, 21 de mayo de 2013, casi recién estrenada la jubilación. Entonces escribí: «No tengo ni idea de cómo funciona este mundo. Simplemente, he decidido hacer una especie de dietario, sesgado e intencionado, retrospectivo y actual, según se tercie, que voy a cultivar hasta que me canse. Me he propuesto escribir frases que reflejen algo de lo que me procuraron los días y también de lo que hoy me ofrece la vida. No sé cuánto durará la experiencia, ni qué voy a hacer con el resultado, pero esa es la intención. Así que lo que aquí vaya apareciendo no sé si realmente es o será un contenido específico para un blog, pero me da lo mismo. Me servirá de almacén y quién sabe si para más cosas. Ya se verá». Unos días después llegó el primer comentario. Provenía de mi hijo y decía literalmente: «Te animo a que no lo abandones y proliferes en la escritura de post. ¡Enhorabuena por la iniciativa!». La verdad es que durante los últimos años he atendido su sugerencia con cierta regularidad y tesón. Ese estímulo y mi afán, entre otras razones, explican que hoy esté escribiendo la entrada número 500 del blog.

Tampoco es que sean demasiadas anotaciones. Conozco personas más prolíficas que tienen blogs en los que las entradas se cuentan por millares. Pero proliferan más los perezosos que abandonan sus cuadernos o los completan muy de tarde en tarde. Entre los unos y los otros, in midia virtus, que diría el clásico.

Los textos que he ido conformando durante la última década me han proporcionado material para formalizar tres libros, que vieron la luz correlativamente en los años 2020, 2021 y 2022. El primero, Remembranzas de un gestalguino, incluye tres decenas de posts que reflejan algunas de mis reflexiones, recuerdos, vivencias, aventuras y alguna que otra desventura acaecidos durante mi infancia y adolescencia en mi pueblo (Gestalgar), donde a veces tengo la impresión de que se detuvo el tiempo y se hicieron imperecederos los viejos recuerdos. En sus capítulos se desgranan retazos de una etapa que si no fue demasiado feliz, o sí, al menos sigue siendo tan real como la vida misma. Ofrecen, por un lado, una mirada particular a un territorio descarnado que abate y erosiona; y por otro, rememora una época que se esfumó, pero que el libro preserva en algunos de sus capítulos.

El segundo, Un río, un algarrobo, un mar y una palmera, es una suerte de relato autobiográfico compuesto con algunas decenas de entradas del blog y otras anotaciones complementarias. Una narración que acoge evocaciones reconstruidas, vivencias reelaboradas, sensaciones que a veces son ciertas y en ocasiones falaces, momentos que existieron realmente y otros que únicamente habitaron en mi imaginación. Todo ello constituye una apretada síntesis de mi vida, la que recuerdo y siento que he disfrutado, la que quiero y creo que debo contar. Y, por tanto, la auténtica, porque las cosas no son como son, sino como cada cual las vive. Así intenté relatarlas en algo más de 500 páginas de una edición venal, que distribuí entre mis familiares más próximos y mis amigos más allegados.

El tercero, Crónicas de la amistad, está dedicado a una de mis obsesiones. En él se ensamblan las crónicas que he ido redactando de cada una de las cuarenta ocasiones en las que nos hemos congregado durante la última década, en torno a mesas diseminadas a lo largo y ancho de la geografía provincial, replicando los territorios en los que residimos una decena de amigos. Todas han sido experiencias y oportunidades para hacer turismo emocional, comer muy bien y cultivar la amistad. Siempre en establecimientos dispares y espléndidos (bares, mesones y restaurantes), que nos han deparado ágapes no menos liberales. Todos los encuentros constituyeron hermosas escapadas, magníficos pretextos para cultivar la amistad. De ahí que en esas poco más de 300 páginas se recojan sus crónicas, acompañadas de una semblanza individualizada de una decena de amigos participantes en esa periódica ceremonia de exaltación de la amistad.

El caudal narrativo del blog ha generado en mi mente otros hipotéticos proyectos, que inicialmente responden a rótulos como: Con nombre propio, Viajes y lugares, Memoria democrática, Cosas de mayores, Cotidianeidad, Mi pensamiento educativo, Cosas de abuelos y nietos, Realidad sociopolítica, Gestalgar y Chiva, Psicosociología, Cultura, Pandemias o Vivencias. Veremos cómo queda todo ello en el futuro, si es que realmente acierto a materializar alguno.

Por otro lado, el seguimiento estadístico que hace el propio blog de las visitas que recibe, me advierte de que en estos doce años han sido un total de 212000. Sé que apenas es nada comparado con las visitas y likes que reciben los grandes portales e influencers, pero estimo que es una cuantía considerable que compensa sobradamente el esfuerzo que me exige porque, a la postre, he escalado involuntariamente una posición que ha trascendido ampliamente mi propósito inicial. Me complace contrastar que mis pensamientos y reflexiones interesan a tanta gente y ello me impone una cierta obligación de responder a la expectativa que he podido generar. Por encima de la faena que ello me exige, me compensan las respuestas que recibo de unos lectores, que son mayoritariamente amigos y personas conocidas, pues he optado voluntariamente por no posicionar el blog en ninguna plataforma digital, red social o herramienta de colaboración.

Así que por el momento no me faltan inspiración ni faena. Espero tener salud y oportunidad para escribir algunos centenares más de entradas, como digo en el prefacio de Un río, un algarrobo, un mar y una palmera: «Antes de que la parca me calle de un manotazo insolente, o que cualquier enfermedad o percance licue mi memoria... antes de que el olvido calcine mis recuerdos y se vayan a donde nadie los reconocerá».

Muchísimas gracias, amigos lectores. Salud y libertad para todos.



10 comentarios:

  1. Siempre es un placer disfrutar de tus comentarios y notas. Gracias por compartirlos. Un fuerte abrazo👌👌👌

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    1. Muchas gracias, Manolo. ¡Un fuerte abrazo!

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  2. Querido Vicente, enhorabuena, 500, me parecen muchísimos y de ellos , de los que he leído, todos me han aportado algo, una idea, una reflexión, un entretenimiento..espero poder seguir leyendote y aprender cada vez algo.muchos besos🌹

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    1. Muchas gracias, eres muy amable. Un fuerte abrazo.

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  3. Enhorabona Vicent. Molt ànim i a seguir així.

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    1. Moltes gràcies. Una abraçada.

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  4. Endavant Vicent, no defallisques en l'empresa i de tant en tant fes-nos gaudir amb la teua prosa acurada que com la punta d'un gabinet sempre apunta on més mal li fa....

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  5. Moltes gràcies, amic. Ets molt amable. Una forta abraçada.

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  6. A pels altres 500!! Gràcies per compartir les teues lúcides reflexions!

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    1. Moltes gràcies, amic. Una forta abraçada

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