viernes, 1 de septiembre de 2023

La vida positiva

Leer es una afición apasionante que nos subyuga a incontables personas, aun siendo conscientes de que jamás lograremos ojear, y mucho menos conocer con cierta hondura, cuanto se ha escrito. No importa la edad que tengamos ni el tiempo que hayamos dedicado a la lectura, aunque ambos matices discriminen significativamente a los lectores. Pese a ello, nadie, ni los que leen más velozmente, ni los que han dedicado más tiempo a leer, ni siquiera quienes han logrado reunir ambas destrezas, han ojeado una ínfima parte de lo escrito. Lo saben y lo sabemos, y pese a ello continuamos leyendo. Podría decirse que leer viene a ser como empecinarse en recorrer un itinerario sin fin. Y ello, objetivamente, en otras muchas facetas de la vida, es per se un elemento disuasorio de primer orden. Esforzarse sin obtener resultados tangibles, trabajar sin esperar compensaciones, afanarse en una tarea sin visualizar o intuir su final suelen ser elementos persuasores potentes. Todos ellos, y algunos más, concurren en el recorrido que completa cada lector cuando tiene un libro entre sus manos, sin hacer mella en él.

No soy tan necio para suponer que lo que digo ha pasado inadvertido a la legión de gentes leídas, sapientes y razonables. Todavía me parece mayor despropósito conjeturar con que quienes leemos somos una «panda» de masoquistas inconscientes. Bien al contrario, pienso que el acto de leer se inscribe en los parámetros que delimitan ciertas actividades que no se rigen por la ley del mínimo esfuerzo. Entre la multiplicidad de acciones que llevamos a cabo, son muy pocas las que proporcionan resultados excelentes. Y me parece que es en esas, y no en otras, en las que debemos enfocarnos. Tal vez, como dijo el nobel André Gide: «El secreto de la felicidad no está en esforzarse por el placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo». Una reflexión que me lleva al concepto de «Experiencia óptima» o «Flow».

Mihaly Csikszentmihályi (1996) acotó esa noción con la que alude al estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad, durante el desarrollo de la cual el tiempo vuela y las acciones y pensamientos se suceden sin pausa para su propio placer y disfrute. Alguien está en flow (flujo) cuando se encuentra ensimismado en una tarea, perdiendo la noción del tiempo y experimentando una enorme satisfacción.

El flujo es un estado de conciencia que exige poco esfuerzo que, sin embargo, está altamente focalizado. Sus descripciones no varían significativamente en función de variables como la cultura, el género o la edad. Muchas actividades pueden producir un estado de fluidez, si se dan los elementos coadyuvantes para ello. Experimentar el flow es condición sine qua non para percibir a posteriori la plenitud de esa experiencia y ser retrospectivamente felices con sus resultados. Estoy convencido de que quienes leemos, cada vez que lo hacemos, nos sumergimos en una renovada experiencia óptima. Y esa me parece que es la clave que explica la contumacia de los lectores.



10 comentarios:

  1. Com sempre una reflexió de persona Intel.ligent, amb el cap ben amoblat. Salut i una abraçada

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    1. Moltes gràcies. Una altra abraçada per a tú.

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  2. Muy interesante. Y totalmente de acuerdo contigo en la definición de " estado de flow". Porque cuando lees pierdes la noción del tiempo y te sientes a gusto.

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  3. Gracias. Un cordial saludo.

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  4. ¡ Cuánta razón tienes ! Leer nos traslada a otro mundo y si se trata de releer añadimos los recuerdos de las sensaciones que sentimos cuando hicimos esa lectura primera .
    Lo he experimentado muchas veces, cuando vuelvo a leer un cuento de Las Mil y una noches ! , o El Principito.
    ¡ Gracias ! , ¡ Muchas gracias !

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  5. Excelente artículo. 👍

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  6. Vicent, cuando surge el tema de la lectura, de inmediato me viene a la mente Daniel Pennac y su excelente y recomendable libro "Como una novela" (Anagrama), obra que empieza con esta advertencia:
    "El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: 'amar', ... 'soñar'..."
    Todas sus ideas son un regalo para la mente; así cuando nos recuerda que "una lectura bien llevada salva de todo, incluido uno mismo" (p.80) o afirma que "estamos habitados por libros y por amigos" (p.84).
    Y al leer tu texto, intuyo una sintonía entre tu exposición y su conclusión, a saber que la "lectura es para (la persona) una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra, pero que ninguna otra... podría sustituir. No le ofrece ninguna explicación definitiva (al lector) sobre su destino pero teje una apretada red de connivencias que expresan la paradójica dicha de vivir a la vez que iluminan la absurdidad trágica de la vida. De manera que nuestras razones para leer son tan 'extrañas' como nuestras razones para vivir. Y nadie tiene poderes para pedirnos cuentas sobre esa intimidad."
    Un fuerte abrazo de Ximo

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  7. Tú lo has dicho perfectamente, Ximo. Comparto plenamente tus reflexiones, y también las muchas cosas que nos ha dicho en sus libros D. Pennac.
    Un abrazo

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