Así
rezaba el viejo anuncio de los años sesenta y setenta del pasado siglo: “No se
lamente, mátelas. Raticida IBYS 152-S. Protege su salud y asegura su hacienda”.
De plena actualidad, solo necesita una ligera actualización. Ahora deberíamos
decir: “No se lamente, ¡bótelos!. Mejorará su salud y protegerá su hacienda”.
Me explico.
La
noche del 7 de septiembre, en televisión, como dice J. Cruz (http://blogs.elpais.com/juan_cruz/), donde los mensajes calan antes
y se diluyen enseguida, periodistas y contertulios clarividentes explicaban lo que había sucedido con
la candidatura Madrid 2020 y lo que había que hacer. Las ediciones digitales de
los diarios tampoco fueron a la zaga, especialmente cuando reproducían las
opiniones de algunos destacados empresarios, políticos y demás especímenes
integrantes de la amplia comitiva acompañante de la candidatura en Buenos
Aires. Para acreditar todo ello no utilizaron datos, simplemente intuiciones y opiniones personales. Y
además, sabiendo lo que parece que sabían, curiosamente, no avisaron antes a
nadie de esa retahíla de sus saberes. Ahora, después de la debacle, toma fuerza
la idea de que se habían generado demasiadas expectativas y que se vendió la piel
del oso antes de cazarlo, pese a que las personas bien informadas consideraban
muy difícil hacerlo. Hasta el Gobierno filtra que no lo veía nada claro y que el Presidente hace semanas que se lo
dijo a sus más cercanos colaboradores. Seguramente por eso solo envió a tres
ministros (Exteriores, Educación e Industria) a Buenos Aires, arropando a una
delegación que llenó un hotel entero, en la que se incluyeron él y los Príncipes de Asturias. De verdad que no quiero emular a ese tropel mediático y soy consciente de lo fácil que resulta “poner banderillas a toro pasado”.
Pese a todo, no renuncio a exponer algunas reflexiones.
Esta
tercera intentona de Madrid por albergar unas Olimpiadas parece que deja un
gasto total de 28 millones de euros. La financiación pública aportada por el Ayuntamiento de Madrid ascendió a 11 millones de euros,
mientras que la privada fue de 17 millones, fruto de un plan de patrocinio
desarrollado por la Oficina de la Candidatura de Madrid 2020. A todo ello hay
que sumar alrededor de 10.000 millones de euros invertidos en unas
infraestructuras que seguirán soñando con acoger unas olimpiadas (que se
celebrarán como pronto en 2024, de persistirse en esta obcecación). De momento,
los analistas sitúan exclusivamente a la alcaldesa Botella en el ojo del
huracán. Según ellos, la derrota representa el final de ciclo del “gallardonismo”,
porque no olvidemos que Madrid 2020 fue idea de Gallardón. Y Botella, prácticamente, no ha sido otra cosa que la prolongación del ex alcalde con una tarea
fundamental: pagar las facturas que dejó pendientes. Una deuda de
casi 8.000 millones de euros. Valores del olimpismo, vamos.
Rajoy
sigue sin tener una buena noticia para anunciarla “en la plaza de toros de Las
Ventas”, como dijo, tras el fiasco, a quienes le acompañaban en Buenos Aires. Así
que seguirá soportando las preguntas sobre Bárcenas, sin la distracción que
proporcionan unos buenos titulares. Una lástima porque la “alta política”
española había considerado el tercer intento de Madrid como un posible salvavidas
para darle la vuelta al ambiente político, social y económico en España.
Fuentes del equipo económico de Rajoy han filtrado que unos juegos olímpicos no suponen
un ingreso importante, y menos en este caso, en que el 80% del trabajo estaba
hecho. Pero creían que se podía cambiar el ambiente social y político. De
momento, se han librado de los ataques que sufrió Zapatero, en 2005, cuando
Madrid fue derrotada por primera vez. Tanto Rajoy como la ahora alcaldesa culparon
entonces a la política exterior de Zapatero y a sus problemas con EE. UU. de la
derrota de Madrid 2012. En 2009, Rajoy viajó a Copenhague para apoyar la
candidatura como jefe de la oposición y no hubo críticas, pese al nuevo
fracaso. En esta ocasión, el líder de la oposición, Pérez Rubalcaba, también
las eludió y se limitó a decir “Madrid ha trabajado mucho y bien”.
Como
corolario, dado que al decir de algunos políticos presentes en Buenos Aires,
lograr unas olimpiadas es un juego político de alto nivel, con intereses
internacionales, dinero, equilibrios y no siempre limpieza. Y puesto que, como
decía otro, parece que a eso no sabemos jugar bien, por si Rajoy y sus
amigos deciden ser todavía más contumaces y presentar la candidatura Madrid 2024, me voy a permitir ofrecerles los consejos que
encierra el celebrado opúsculo Commentariolum
petitionis (http://www2.uah.es/histant/pantoja/schola/Comm_pet.pdf), que
puede traducirse como “Notas sobre la campaña electoral”, atribuido
históricamente a Q. Cicerón, hermano menor del célebre orador, político y
escritor M. Tulio Cicerón, redactado allá por el año 64 a C. Verdaderamente no tiene desperdicio aunque, por no
fatigar, reproduciré solamente el primer consejo que Quinto da a su hermano
Marco para que consiga su propósito de ser cónsul de Roma. Literalmente: “Lo
primero que debes tener en cuenta es dónde estás, cuál es tu objetivo y quién
eres y, a diario, cuando te encamines al foro, has de repetirte: soy un
advenedizo, quiero ser cónsul y esto es Roma”. Encontrarán sugerencias muy valiosas para armar una
candidatura sólida, para combatir a los oponentes, para organizar las campañas, para
‘trabajarse’ a los amigos y a quienes lo son menos, sobre qué hacer con
enemigos y detractores, acerca de cómo conseguir popularidad, etc, etc.
En
cambio, a quienes leáis este post os ofrezco una posibilidad diferente, la que
enunciaba al inicio: No os lamentéis, ¡botadlos!. Mejoraréis vuestra salud y la
de los demás, y protegeréis la Hacienda de todos. No tienen arreglo.
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